Sobre la vida

Aprendí a no esperar mucho de la gente; a no esperar mucho de las despedidas. Aprendí a querer con los ojos cerrados; y a no olvidar lo necesario. Aprendí que los amaneceres están sobrevalorados, al igual que los atardeceres, y que tus dedos acariciando mi espalda son como otros dedos cualquiera acariciando mi espalda. Aprendí a emborracharme para recordar más fuerte; y a saltar al vacío de quedarme sin ganas, y vivir en reserva. Aprendí que la esperanza es lo último que se pierde, sí, pero que termina abandonándonos alguna noche, cuando ya se ha cansado de nuestro insomnio; de nuestra tristeza. Y se marcha sin decir adiós, sólo escuchas un portazo, y cierras los ojos, y ni siquiera tienes fuerzas para llorar. Aprendí que todos estamos tan solos como cualquiera, y que hay canciones que nos salvan de muchas resacas. Aprendí que nunca aprendemos a tropezarnos, ni a levantarnos, y que a veces podemos sentir cosas bonitas por aquello que nos hace tropezar. Aprendí que hay abrazos que curan, besos que no dicen nada, y miradas que te hacen viajar. Aprendí que los imposibles sólo existen para las personas que no están lo suficientemente locas. Aprendí a rimar "soledad" con "nicotina". Aprendí a decirte que no te quería, aunque te quisiera. Aprendí a no ser lo suficiente para ti. Aprendí a hacer como que no estaba cuando el amor llamaba a la puerta. Y, cariño, también aprendí a dedicarte cosas que nunca escribí; canciones bonitas que nunca hablaron de ti; a cerrar los ojos con fuerza y desnudarte como nunca, nadie, te desnudó; aprendí a hacerte el amor en la distancia; y a sonreírle a no saber, muy bien, qué era eso que sentías por mí. Pero hay algo que nunca aprendí, y es que "demasiado tarde" no es una bonita hora para darse cuenta de las cosas. No sé, cariño, yo ya estoy cansado de vivir de la forma equivocada. Ven a verme cuando puedas, estoy en la misma indecisión de siempre. 



En un mundo de grises

Comentarios

Entradas populares