Un último cigarro y una última lágrima

El tiempo no cesa, ni siquiera pretende echar a correr. Incluso el tic tac de su corazón ha dejado de cantar esa melodiosa canción, y a veces me pregunto por qué; si solo fue el eco roto de aquellas palabras la que dejaron anclado en aquella vida ajena o si fue el miedo a perderlo todo.
Pero sus palabras permanecen intactas. Solo él y su amor fantasma en un mundo en dónde no le pertenecía estar.

Desde entonces, el silencio ha decidido reinar en su vida desde aquel momento en que su corazón dejó de caminar. Y aún todavía,desde lo lejos, puedo escuchar aquellas canciones que antes de dormir dejaba sobre su almohada,antes de que todo echará a andar hacia atrás,antes de que aquella vida se rompiera en mil pedazos.




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